Melchor Rodríguez.
Melchor Rodríguez: El olvidado alcalde de Madrid
El 1 de abril conmemoramos el 78º
aniversario del final de la
Guerra Civil española (1 de abril de 1939). Pero junto a este
dato histórico suficientemente conocido, hay otro que curiosamente ha pasado
siempre desapercibido…, otra de las muchas injusticias de olvidos de grandes
personajes de la vida pública española. Se trata de Melchor Rodríguez García,
el último alcalde del Madrid republicano, nunca reconocido como tal. Fue
alcalde de Madrid en los últimos días de la Guerra Civil,
nombrado por el Coronel Segismundo Casado, hasta que traspasó los poderes al
ejército de Franco el 28 de marzo de 1939, día en el que concluyó su breve
mandato como Alcalde de la capital de España.
Melchor Rodríguez lamentablemente ha pagado el alto precio de tener principios y valores humanistas en una época enormemente complicada. Estuvo en el bando republicano, pero salvó muchas vidas del bando franquista. Esto le llevó a ser despreciado por unos y por otros.
Sus creencias y principios se basaban en el pensamiento anarquista y sindicalista. Nace en Sevilla en el seno de una familia muy humilde en 1893. En su juventud se dedicó al mundo taurino, llegando a torear incluso en Madrid, pero se retiró en 1920. Ya en Madrid se integra en los movimientos de lucha obrera próximos a las ideas anarquistas, interesándose en especial por los derechos de los reclusos -él mismo ya lo estuvo y quería ayudar a paliar la situación que conoció- independientemente de la ideología que tuvieran, lo que ya le empezó a crear problemas en una España maniquea y demasiado dividida.
En noviembre de 1936, ya iniciada la Guerra Civil, el Gobierno republicano le nombra delegado especial de prisiones de Madrid. Es con esta responsabilidad cuando Melchor muestra toda su grandeza y determinación, salvando la vida de muchos reclusos que, sin su intervención, hubieran sido excarcelados y después fusilados sin ningún juicio.
Melchor Rodríguez lamentablemente ha pagado el alto precio de tener principios y valores humanistas en una época enormemente complicada. Estuvo en el bando republicano, pero salvó muchas vidas del bando franquista. Esto le llevó a ser despreciado por unos y por otros.
Sus creencias y principios se basaban en el pensamiento anarquista y sindicalista. Nace en Sevilla en el seno de una familia muy humilde en 1893. En su juventud se dedicó al mundo taurino, llegando a torear incluso en Madrid, pero se retiró en 1920. Ya en Madrid se integra en los movimientos de lucha obrera próximos a las ideas anarquistas, interesándose en especial por los derechos de los reclusos -él mismo ya lo estuvo y quería ayudar a paliar la situación que conoció- independientemente de la ideología que tuvieran, lo que ya le empezó a crear problemas en una España maniquea y demasiado dividida.
En noviembre de 1936, ya iniciada la Guerra Civil, el Gobierno republicano le nombra delegado especial de prisiones de Madrid. Es con esta responsabilidad cuando Melchor muestra toda su grandeza y determinación, salvando la vida de muchos reclusos que, sin su intervención, hubieran sido excarcelados y después fusilados sin ningún juicio.
El caso más conocido y llamativo fue el
de Alcalá de Henares, donde evitó que tras un bombardeo fascista, la población
alcalaína se tomara la justicia por su mano y asaltara y linchara a los 1.532
presos de su cárcel; hecho que la valiente y decidida oposición de Melchor
evitó tras horas de discusión y enfrentamientos. Este fue el sino de un hombre
valiente y de principios, para sus enemigos políticos era El Ángel rojo,
ya que salvó la vida de muchos de ellos, incluso de futuros hombres claves de
la posterior dictadura franquista, para la mayoría de los republicanos un
traidor.
En el fondo Melchor Rodríguez fue víctima de la intransigencia y de la sinrazón de las dos Españas, tan llenas de odio y mediocridad, que un hombre de principios, coraje y humanidad, como él, no tenía sitio. Sin duda fue un héroe, que siempre perdió por apostar por su conciencia y coherencia frente a la barbarie de la Guerra y la posterior dictadura. Tras la contienda se le condena a 20 años de cárcel, sólo cumplió cinco.
En el fondo Melchor Rodríguez fue víctima de la intransigencia y de la sinrazón de las dos Españas, tan llenas de odio y mediocridad, que un hombre de principios, coraje y humanidad, como él, no tenía sitio. Sin duda fue un héroe, que siempre perdió por apostar por su conciencia y coherencia frente a la barbarie de la Guerra y la posterior dictadura. Tras la contienda se le condena a 20 años de cárcel, sólo cumplió cinco.
El régimen franquista le ofreció puestos
cómodos, pues había salvado la vida a personas importantes, pero nuevamente fue
fiel a sus valores, los rechazó, siguió militando en la CNT y volvió a ser encarcelado
en dos ocasiones. Ahora tocaba luchar por los presos políticos republicanos.
Muere el 14 de febrero de 1972.
Fue Melchor un hombre bueno, coherente, valiente, que hizo mucho bien por los demás, independientemente de sus ideas y valores. Uno de sus principios básicos era: “se puede morir por las ideas, nunca matar”. Si este principio lo hubieran asumido bien los españoles de la década de los 30, posiblemente la Guerra Civil nunca se hubiese producido. Estamos necesitados de recuperar los principios y valores que una verdadera sociedad democrática precisa: bondad, honradez, coherencia, valor, libertad… Todos ellos encuentran en la persona de Melchor Rodríguez un magnífico representante, ya va siendo hora que tenga su justo y merecido reconocimiento en la ciudad a la que tanto bien hizo.
Fue Melchor un hombre bueno, coherente, valiente, que hizo mucho bien por los demás, independientemente de sus ideas y valores. Uno de sus principios básicos era: “se puede morir por las ideas, nunca matar”. Si este principio lo hubieran asumido bien los españoles de la década de los 30, posiblemente la Guerra Civil nunca se hubiese producido. Estamos necesitados de recuperar los principios y valores que una verdadera sociedad democrática precisa: bondad, honradez, coherencia, valor, libertad… Todos ellos encuentran en la persona de Melchor Rodríguez un magnífico representante, ya va siendo hora que tenga su justo y merecido reconocimiento en la ciudad a la que tanto bien hizo.
EL ALCALDE DE MADRID MELCHOR RODRÍGIEZ "EL ÁNGEL ROJO"
Ya tiene una calle en la Capital de España
El pleno aprueba por unanimidad otorgar una calle al efímero alcalde de Madrid que entregó las llaves de la ciudad a Franco
El
general Muñoz Grandes le defendió cuando fue condenado a muerte. Se le
conmutó por 25 años de cárcel, de los que cumplió cinco
Su
entierro, durante el régimen, fue un acto insólito en el que se cantó
'A las barricadas', con la presencia de ex ministros de Franco
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