lunes, 10 de julio de 2017

VÍCTIMAS DEPENDIENDO DEL VERDUGO QUE LAS ASESINÓ



Carmena insiste: una pancarta a Miguel Ángel Blanco "menosprecia" a otras víctimas



El Ayuntamiento de Madrid ha rechazado organizar un homenaje a Miguel Ángel Blanco, tal y como le pidieron desde diferentes organismos, como el PP y Movimiento contra la Intolerancia. Los populares reclamaron un gesto del equipo de Manuela Carmena al joven edil de Ermua que fue asesinado hace ahora veinte años a manos de ETA. «Si no lo hace ella, lo haremos nosotros», manifestó el portavoz popular José Luis Martínez-Almeida.

Por su parte, Movimiento contra la Intolerancia criticó ayer el gesto de Ahora Madrid. Según un comunicado del organismo presidido por Esteban Ibarra, el Consistorio rechazó el homenaje alegando que «supondría destacar a una víctima sobre todas las demás, lo que no parece procedente desde el punto de vista institucional».



VÍCTIMAS DEPENDIENDO DEL VERDUGO QUE LAS ASESINÓ

Por Pedro Taracena Gil

La Historia de España desde 1936 hasta nuestros días, ha sido contada por los vencedores en tres etapas claramente delimitadas. Es verdad que hasta la denominación dada es divergente en ambos bandos. Guerra Civil, Dictadura y Transición. En los tres periodos han sido los mismos los vencedores y los mismos los venidos.
En principio en la tarde del 17 de julio de 1936, hubo un pronunciamiento militar que dio un Golpe de Estado contra la República. La resistencia ante la traición de algunos militares al orden constitucional, provocó una Guerra Civil, que duró tres años.
Los sublevados llamaron a este cuartelazo, Glorioso Alzamiento Nacional. Y al enfrentamiento fratricida, Cruzada de Liberación Nacional. Es evidente e históricamente probado que el Ejército, el Capital, la Iglesia y los Caciques, fueron los aliados para llevar a cabo los hechos y fueron ellos los que cambiaron sus denominaciones.
Cuando  el general golpista gana la guerra, es exaltado a la Jefatura del Estado con la categoría de Caudillo de España por la Gracia de Dios y Generalísimo de los Ejércitos; Teniendo todos los atributos de un protodiácono de la Iglesia  y las prerrogativas de un prelado eclesiástico. Era recibido por el Deán de la  Catedral y su figura se entronizaba en el templo bajo palio.
En realidad este general golpista lo que hizo es perpetrar un crimen contra la República, provocar una guerra entre españoles y con la victoria impuso una dictadura militar y fascista, continuando con el genocidio planificado antes del 17 de julio de 1936. Fascista porque se erigió en Jefe Nacional de Falange,  versión española del fascismo italiano.
Este sanguinario régimen terminó con la muerte del dictador el 20 de noviembre de 1975.
Pero con los escombros de la dictadura y bajo la amenaza y tutela del Ejército y de la Iglesia, los franquistas y los demócratas republicanos, venidos del exilio, de las cárceles y de la clandestinidad, escribieron la Constitución de 1978. Una Ley de Amnistía establecida con anterioridad a la nueva Constitución, propició el milagro de la reconciliación nacional. Se borró el genocidio de las conciencias de los asesinos, salieron de las cárceles los que habían resistido los crímenes de la dictadura y sus verdugos jamás entraron en ellas.
El nuevo régimen surgido en 1978 se le denominó como Transición, con el apelativo de modélica. Pero la modélica transición no trajo la paz al país y tampoco resolvió el problema de los nacionalismos. Surgiendo con virulencia el terrorismo de ETA y como respuesta el terrorismo de Estado de los GAL. Sin duda produciendo víctimas en ambos bandos y en ambos frentes.
Una vez que ETA deja de matar se abre paso la etapa más conflictiva en sus detalles conceptuales de: Abandonar las armas. Entregar las armas. Disolver la banda terrorista. Insertar a los arrepentidos. Aproximar los presos de ETA a Euskadi. Prohibir y condenar la apología del terrorismo. Y sin olvidar que España también ha sido víctima del terrorismo yihadista.
Esta introducción quizás un poco larga y detallada, sirve para establecer los grupos de víctimas de la violencia de todo signo que ha habido en España, en los últimos 80 años. Sin olvidar la violencia de género, los suicidios por desalojos y el acoso escolar. Pero lo más triste y desolador es que ninguna de las iniciativas para restablecer la dignidad de las víctimas, hayan tenido vocación de reconciliar a los españoles. De aquel enfrentamiento fratricida que se prolonga a lo largo de la historia.
Rasgarse las vestiduras porque Arnaldo Otegui esté en las litas para ser elegido lendakari, y se inicie un proceso de esta envergadura para evitarlo, me parece un despropósito judicial y una politización de la teórica defensa de la dignidad de las víctimas de toda violencia. Aunque para los partidarios de lapidar a Otegui, las víctimas pertenecen de los suyos, de aquellos que consensuaron la Santa Transición después de la dictadura.
Por este motivo me siento un ciudadano español y respetuoso con todas las victimas de toda índole. Libre de opinar sobre la política errática del Gobierno sobre la discriminación de las victimas según sean de antes o después de la nefasta Transición. Mis antepasados víctimas asesinados por los franquistas, una vez acabada la guerra, reclaman la misma dignidad que la dignidad de todas las víctimas de ETA, de  los GAL, y del resto más arriba mencionados.
Las leyes se han hecho para cumplirlas, reformarlas o suprimirlas, según sirvan para ayudar y reinsertar al ciudadano. Y las sentencias judiciales sirven para cumplirlas y adaptarlas mediante indultos adecuados huyendo de la venganza, el linchamiento o el favoritismo.
El Partido Popular nos tiene acostumbrados a desviar sus obligaciones y responsabilidades políticas hacia los tribunales de justicia. Debería hacer hincapié en reivindicar con el mismo ahínco, dignidad para todas las víctimas de la dictadura franquista, de las víctimas del terrorismo de todo signo, de los GAL (Terrorismo de Estado), de la violencia de género, de los desahucios, del acoso escolar y del acoso laboral.
El Régimen del 78 practica un permanente ejercicio de hipocresía, polarizando la dignidad humana únicamente hacia las víctimas de ETA. Mientras el escarnio es permanente para todos los familiares de las víctimas del franquismo. Lejos de honrar la memoria histórica se burlan y se jactan de la amnesia nacional.
Al PP no le interesa pasar página sobre el terrorismo. Siempre le ha resultado muy rentable. Ahora quieren que la banda se disuelva. Cómo se puede disolver algo que legalmente no existe. Bueno, pues que los etarras se borren de esa lista terrorífica y después públicamente la quemen. Que dejen de ser colegas y pidan perdón por sus crímenes. Postrados en una plaza pública ante la presencia de sus conciudadanos. Es decir, escribir el fin de ETA contado por los de siempre, los vencedores. Es un plan de desarme diferente a los que nos han precedido en Europa y allende los mares. Porque también es diferente lo que España ha hecho con el genocidio franquista, es decir, provocar la impunidad más asquerosa. Impensable compararlo con lo que ha sucedido en Alemania con el nazismo y con el fascismo en Italia. El enfrentamiento fratricida aún no ha logrado su reconciliación. Pero tampoco hay voluntad de que suceda.

 

CARTA ABIERTA A MARÍA DEL MAR BLANCO

 

 

Querida María del Mar, a veces la pasión y el amor, nos hacen perder de vista el norte del camino por el que debemos transitar.

Hace 20 años, la muerte de Miguel Ángel consiguió crear ese alabado "espíritu de Ermua" y por primera vez casi todos los partidos políticos se unían en un solo objetivo, decir NO al terrorismo.

Desde ese momento no ha habido notas disonantes que entorpecieran la unidad en el rechazo a toda clase de terrorismo, en el que se incluye por supuesto el franquista y el yihadista, anterior y posterior a la muerte de Miguel Ángel.

Cuando un solo partido quiere monopolizar ese espíritu, lo único que está haciendo es matándolo, sobre todo cuando se hacen afirmaciones del tipo de "me molesta que se incluyan las víctimas franquistas como víctimas de terrorismo", pero es que esto también fue terrorismo. Los años posteriores al fin de la guerra civil española fueron auténtico terrorismo de Estado, que aún hoy tiene consecuencias y que precisamente el partido al que representas se niega a asumir, sin ir más lejos estos días en el Ayuntamiento de Guadalajara con los gastos de incineración de Timoteo Mendieta.

No se puede hablar del espíritu de Ermua, por muy hermana de la víctima que seas si no existe unidad en la lucha anti-terrorista, si no se consideran los muertos por la libertad iguales, fueran de antes o después de Ermua. Es una pena que politices tan "descaradamente" ese espíritu porque así solo conseguirás dividir para que venzan otros. El acto de ayer fue una muestra indiscutible de ello, sobre todo reprendiendo a una persona, como Manuela Carmena, que estuvo amenazada por ETA y por tanto que fue víctima de los terroristas aunque en este caso y gracias al azar, no lo fuera mortal.

Miguel Ángel fue la gota que colmó el vaso, pero había muchas, tal vez demasiadas gotas en ese vaso y entre todas ellas consiguieron el espíritu de Ermua. Por eso no puede simbolizarse con un solo rostro, siempre ha de simbolizarse con la LIBERTAD que al fin y al cabo es por lo que lucharon todas las gotas que llenaron ese vaso.

No pongamos en peligro algo tan digno y tan hermoso como el espíritu de Paz y Tolerancia, simplemente por defender las siglas de un partido político.

Paloma MORATILLA


http://www.dclm.es/noticias/60378/carta-abierta-a-maria-del-mar-blanco-/-paloma-moratilla


EL PP Y LAS OTRAS VÍCTIMAS:





































VÍCTIMAS DEPENDIENDO DEL VERDUGO QUE LAS ASESINÓ

Por Pedro Taracena Gil

La Historia de España desde 1936 hasta nuestros días, ha sido contada por los vencedores en tres etapas claramente delimitadas. Es verdad que hasta la denominación dada es divergente en ambos bandos. Guerra Civil, Dictadura y Transición. En los tres periodos han sido los mismos los vencedores y los mismos los venidos.
En principio en la tarde del 17 de julio de 1936, hubo un pronunciamiento militar que dio un Golpe de Estado contra la República. La resistencia ante la traición de algunos militares al orden constitucional, provocó una Guerra Civil, que duró tres años.
Los sublevados llamaron a este cuartelazo, Glorioso Alzamiento Nacional. Y al enfrentamiento fratricida, Cruzada de Liberación Nacional. Es evidente e históricamente probado que el Ejército, el Capital, la Iglesia y los Caciques, fueron los aliados para llevar a cabo los hechos y fueron ellos los que cambiaron sus denominaciones.
Cuando  el general golpista gana la guerra, es exaltado a la Jefatura del Estado con la categoría de Caudillo de España por la Gracia de Dios y Generalísimo de los Ejércitos; Teniendo todos los atributos de un protodiácono de la Iglesia  y las prerrogativas de un prelado eclesiástico. Era recibido por el Deán de la  Catedral y su figura se entronizaba en el templo bajo palio.
En realidad este general golpista lo que hizo es perpetrar un crimen contra la República, provocar una guerra entre españoles y con la victoria impuso una dictadura militar y fascista, continuando con el genocidio planificado antes del 17 de julio de 1936. Fascista porque se erigió en Jefe Nacional de Falange,  versión española del fascismo italiano.
Este sanguinario régimen terminó con la muerte del dictador el 20 de noviembre de 1975.
Pero con los escombros de la dictadura y bajo la amenaza y tutela del Ejército y de la Iglesia, los franquistas y los demócratas republicanos, venidos del exilio, de las cárceles y de la clandestinidad, escribieron la Constitución de 1978. Una Ley de Amnistía establecida con anterioridad a la nueva Constitución, propició el milagro de la reconciliación nacional. Se borró el genocidio de las conciencias de los asesinos, salieron de las cárceles los que habían resistido los crímenes de la dictadura y sus verdugos jamás entraron en ellas.
El nuevo régimen surgido en 1978 se le denominó como Transición, con el apelativo de modélica. Pero la modélica transición no trajo la paz al país y tampoco resolvió el problema de los nacionalismos. Surgiendo con virulencia el terrorismo de ETA y como respuesta el terrorismo de Estado de los GAL. Sin duda produciendo víctimas en ambos bandos y en ambos frentes.
Una vez que ETA deja de matar se abre paso la etapa más conflictiva en sus detalles conceptuales de: Abandonar las armas. Entregar las armas. Disolver la banda terrorista. Insertar a los arrepentidos. Aproximar los presos de ETA a Euskadi. Prohibir y condenar la apología del terrorismo. Y sin olvidar que España también ha sido víctima del terrorismo yihadista.
Esta introducción quizás un poco larga y detallada, sirve para establecer los grupos de víctimas de la violencia de todo signo que ha habido en España, en los últimos 80 años. Sin olvidar la violencia de género, los suicidios por desalojos y el acoso escolar. Pero lo más triste y desolador es que ninguna de las iniciativas para restablecer la dignidad de las víctimas, hayan tenido vocación de reconciliar a los españoles. De aquel enfrentamiento fratricida que se prolonga a lo largo de la historia.
Rasgarse las vestiduras porque Arnaldo Otegui esté en las litas para ser elegido lendakari, y se inicie un proceso de esta envergadura para evitarlo, me parece un despropósito judicial y una politización de la teórica defensa de la dignidad de las víctimas de toda violencia. Aunque para los partidarios de lapidar a Otegui, las víctimas pertenecen de los suyos, de aquellos que consensuaron la Santa Transición después de la dictadura.
Por este motivo me siento un ciudadano español y respetuoso con todas las victimas de toda índole. Libre de opinar sobre la política errática del Gobierno sobre la discriminación de las victimas según sean de antes o después de la nefasta Transición. Mis antepasados víctimas asesinados por los franquistas, una vez acabada la guerra, reclaman la misma dignidad que la dignidad de todas las víctimas de ETA, de  los GAL, y del resto más arriba mencionados.
Las leyes se han hecho para cumplirlas, reformarlas o suprimirlas, según sirvan para ayudar y reinsertar al ciudadano. Y las sentencias judiciales sirven para cumplirlas y adaptarlas mediante indultos adecuados huyendo de la venganza, el linchamiento o el favoritismo.
El Partido Popular nos tiene acostumbrados a desviar sus obligaciones y responsabilidades políticas hacia los tribunales de justicia. Debería hacer hincapié en reivindicar con el mismo ahínco, dignidad para todas las víctimas de la dictadura franquista, de las víctimas del terrorismo de todo signo, de los GAL (Terrorismo de Estado), de la violencia de género, de los desahucios, del acoso escolar y del acoso laboral.
El Régimen del 78 practica un permanente ejercicio de hipocresía, polarizando la dignidad humana únicamente hacia las víctimas de ETA. Mientras el escarnio es permanente para todos los familiares de las víctimas del franquismo. Lejos de honrar la memoria histórica se burlan y se jactan de la amnesia nacional.
Al PP no le interesa pasar página sobre el terrorismo. Siempre le ha resultado muy rentable. Ahora quieren que la banda se disuelva. Cómo se puede disolver algo que legalmente no existe. Bueno, pues que los etarras se borren de esa lista terrorífica y después públicamente la quemen. Que dejen de ser colegas y pidan perdón por sus crímenes. Postrados en una plaza pública ante la presencia de sus conciudadanos. Es decir, escribir el fin de ETA contado por los de siempre, los vencedores. Es un plan de desarme diferente a los que nos han precedido en Europa y allende los mares. Porque también es diferente lo que España ha hecho con el genocidio franquista, es decir, provocar la impunidad más asquerosa. Impensable compararlo con lo que ha sucedido en Alemania con el nazismo y con el fascismo en Italia. El enfrentamiento fratricida aún no ha logrado su reconciliación. Pero tampoco hay voluntad de que suceda.



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