CUADERNOS REPUBLICANOS
NÚMERO 76
HOMENAJE A MI PADRE
Por Pedro Taracena
NÚMERO 79
EL RAMO DE FLORES
Por Pedro Taracena
HOMENAJE A LOS REFUGIADOS REPUBLICANOS EN EL SUR DE FRANCIA
martes, 5 de agosto de 2008
Ya el 12 de noviembre de 1938 el gobierno francés presidido
por Daladier promulgó un Decreto Ley en el que mencionaba a los
"extranjeros indeseables" (refiriéndose evidentemente a los
españoles) y proponía la expulsión de todos ellos. El 5 de febrero de 1939 y
presionado por parte de la opinión pública, Daladier --que había bloqueado la
frontera e impedido el paso de los refugiados-- permitió finalmente la entrada
en masa de los huidos por la frontera que hasta entonces había permanecido
oficialmente cerrada.
Ante la avalancha y sin miramiento alguno, el gobierno francés
separó a los hombres de las mujeres y a los oficiales de la tropa. Todos fueron
maltratados, mal alimentados y concentrados en zonas descampadas y alambradas
tal como si fueran prisiones al aire libre, vigiladas por soldados coloniales
marroquíes y senegaleses y disfrazadas o maquilladas como “campos de
internamiento para refugiados” distribuidos por todo el país. A remedo de lo
sucedido en el interior de España, toda Francia se convirtió también en una
inmensa prisión para los republicanos antifranquistas.
El primer "centro especial" para acoger a los
refugiados fue instalado por decreto el 21 de enero de 1939 en Rieucros
(Lozère), cerca de Mende. Muy poco después, estos "estacionamientos temporales"
se convirtieron en "reclusión administrativa" y en pocos meses se
creaban el resto de los campos de internamiento. El 25 de febrero de 1939
Francia reconoció al gobierno franquista e intercambió embajadores (ver en este
blog la entrada dedicada a la "Traición de Francia"). Poco después,
entre marzo y abril de 1939 se crearon seis centros en las periferias de los
Pirineos Orientales para el internamiento de milicianos: en Bram (Aude)
reservado a los ancianos; Agde (Hérault) y Riversaltes (Pirineos-Orientales)
destinado a los catalanes; Sepfonds (Tarn-et-Garonne) y Le Vernet (Ariège) para
los obreros y Gurs (Basses Pyrénées). Estos dos últimos centros fueron los
campos franceses más importantes y funcionaron hasta 1944, encerrando y
exterminando a judíos, españoles, rumanos, gitanos y otros europeos indeseados
para los nazis y para una parte importante de los franceses. El ya mencionado
de Le Vernet era conocido como “campo represivo” en el que se debía encerrar a
los “individuos peligrosos para el orden público y la seguridad nacional”, en
general comunistas y dirigentes de las Brigadas Internacionales. A estos
centros de internamiento se le sumaron otros como Argèles-sur-Mer,
Saint-Cyprien (sumando ambos más de 180.000 internados), Prats-de-Molló y otros
más pequeños como Gurs (con 23.000 excombatientes españoles y 7.000
brigadistas), Noé y Barcarès (cerca de 150.000 refugiados).
A mediados de marzo de 1939, Robert Capa visitó el enorme
campo de la playa de Argelès-sur-Mer dónde estaban encerrados en ese momento
más de 80.000 republicanos españoles. Capa describió este campo o "un
infierno sobre la arena: los hombres allí sobreviven bajo tiendas de fortuna y
chozas de paja que ofrecen una miserable protección contra la arena y el
viento. Para coronar todo ello, no hay agua potable, sino el agua salobre
extraída de agujeros cavados en la arena".
Ante estas terribles condiciones disuasorias planteadas
cruelmente por el insensible gobierno francés y tras recibir un mensaje
supuestamente conciliador de Franco garantizando inmunidad para todos aquellos
libres de "delitos" de sangre, muchos de los huidos se plantearon el
regreso. De los 550.000 republicanos que cruzaron los pasos fronterizos
franceses antes de abril de 1939, al menos 250.000 --entre hombres, mujeres y
niños-- atendieron y dieron credibilidad a las promesas de perdón de los
franquistas y regresaron a España. Decenas de miles de ellos lo pagaron con sus
vidas, pues todos fueron interrogados a su regreso y los hombres detenidos para
su concentración y clasificación de cara al establecimiento de las
responsabilidades que pudieran determinar los vencedores, los cuales impusieron
condenas a muerte a muchos de ellos y penas milenarias de prisión a los que no
fueron asesinados ante los pelotones de fusilamiento.
Nuevamente, muchas de las imágenes que traigo aquí son poco
frecuentes y algunas de ellas aparentemente inéditas. Han sido extraídas de las
mismas fuentes que en la entrada anterior, es decir, que la mayor parte son
fotografías de muestra del catálogo de una colección de postales sobre el paso
de los puestos fronterizos y la retirada, que está a la venta en la página
http://www.elcondeingles.com/, en su sección de "Militaria; Guerra civil
española", y que por su indudable valor documental os hago llegar aquí, a
pesar de la bajísima resolución de las borrosas fotografías. Otras proceden de
imágenes de uso público consultables en http://www.corbis.com/ y en
http://www.flickr.com/, normalmente bajo el criterio e búsqueda "guerra
civil" o "spanish civil war" y a poder ser en blanco y negro.
Por último, algunas --unas pocas-- de las fotografías han sido tomadas de la
excelente página http://www.sbhac.net/, para la que reitero mi recomendación de
lectura sosegada por su gran calidad.
Sin lugar a dudas, mi padre estuvo presente en aquellos escenarios donde los refugiados españoles, sufrieron como republicanos exiliados, como luchadores contra el fascismo y padecieron el escarnio del comportamiento de los los franceses. El contenido de este breve texto está ratificado por la comunicación verbal y directa que mi progenitor me contó muchos años antes de morir.
Excelentes notas en un excelente blog.
ResponderEliminarFelicitaciones
Luis A. Quesada Allué